Las actividades de desarrollo humano conllevan impactos ambientales que de no ser manejados correctamente pueden originar múltiples problemas ambientales, incluso pueden poner en riesgo los recursos ambientales. El desarrollo es inevitable, pero eso no quiere decir que no pueda existir un equilibrio entre el progreso económico, crecimiento de la población, uso racional de los recursos naturales y la protección al medio ambiente (Guía Ambiental para puertos Carboníferos, s.f.).
Ante esta necesidad, el estado a través de instituciones gubernamentales exige el cumplimiento y desarrollo de documentos normativos para que el impacto ambiental negativo sea prevenido, minimizado o compensado en las diferentes etapas del ciclo de vida de los proyectos (OROAZUL, 2017).
En la etapa de planeación es obligatorio obtener los permisos ambientales correspondientes para realizar los proyectos, estos permisos se obtienen basados en estudios ambientales; la etapa de preparación del sitio y construcción de los proyectos es una de las etapas que suele generar mayor impacto negativo sobre el ambiente, por lo que se requiere aplicar medidas de mitigación para que las acciones no lo alteren significativamente, asimismo se implementan programas ambientales acorde al proyecto, estos toman en cuenta los componentes ambientales esenciales -aire, suelo, agua, flora, fauna y paisaje-, y pueden estar integrados en el Programa de Manejo y Reubicación de Fauna, en el Programa de rescate y reubicación de Flora, en el Programa de Manejo Integral de Residuos, en el Programa de Conservación del Suelo, y el Programa de Reforestación, entre otros.
Cada etapa del ciclo de vida de un proyecto requiere de la aplicación de medidas de mitigación especificas para las actividades que se realizan, el seguimiento ambiental consta de la vigilancia de los cambios ambientales posterior a la terminación de la fase de construcción, se evalúa los medios físico y biótico periódicamente durante el tiempo que esté operando el proyecto. Es importante destacar, que de esta manera se mejora sistemáticamente el desempeño ambiental, se verifica que las medidas de mitigación se implementen y consigan el efecto deseado, además de posibles problemas ambientales no previstos, con el fin de corregir desviaciones en los impactos y medidas de mitigación planteadas inicialmente (OROAZUL, 2017; Hernández et al., 2019).
Si bien la implementación del seguimiento ambiental tiene como principal objetivo la conservación del ambiente, también es una herramienta que ayuda al cumplimiento de las regulaciones ambientales y evita de esta manera sanciones administrativas, por lo tanto, debe verse como un beneficio mutuo tanto para los componentes ambientales como a la administración del proyecto, es de gran relevancia la sistematización de aplicación de medidas de mitigación y recopilación de información en la fase de operación y mantenimiento, considerando que es la etapa de mayor duración en el ciclo de vida de proyectos, que suele durar entre 30 y 40 años, no se debe perder de vista que las responsabilidades ambientales y derecho adquiridos son por el total del ciclo de vida de los proyectos (Hernández et al., 2019).
Referencias:
- Guía Ambiental Puertos Carboníferos. Capítulo 3: Monitoreo y Seguimiento.
- Hernández, Y., López, D. y Moya, F. 2019. Monitoreo ambiental como herramienta para el seguimiento continuo, previsto en la evaluación de impacto ambiental. Espacios. 40 (3). 17 pág.
- OROAZUL. 2017. Estudio de Impacto Ambiental para la fase de Construcción, Operación y mantenimiento y/o Cierre del Proyecto. Estación de Servicio “Jaime Roldos”.